sábado, 24 de septiembre de 2011

El Amor es Matemática

El Amor es Matemática

Existe en el amor una matemática perfecta que se desarrolla con cada uno de nosotros. Esto sucede como el mundo de los enteros y las fracciones. Esta el amor entero, que es igual a 1 y esta el amor fraccionado que es igual a la cantidad de veces que lo queramos dividir.

El amor fraccionado es el amor individualista que se expresa en nosotros cuando deseamos o queremos a una persona por encima de las demás. Esto bien es, fraccionar nuestro amor y presentarlo tal y cual se presentan las fracciones en el mundo de las matemáticas, como una porción de un entero.
El amor entero es el amor total, el que es igual a uno y abarca todos y cada uno del todo. Esto es el amor de todos por igual, sin diferenciar a uno mas que a otro, es amor tanto para el amigo como para el enemigo, para el bueno como para el malo, para el fiel como para el infiel, porque son todos corderos de señor al igual que nosotros y es El la fuente del eterno amor.

El amor fraccionado es amor para unos pocos, para los que son de nuestra conveniencia y para los que se “ganaron nuestro amor”, esta es una idea muy individualista y egoísta, propia de un razonamiento mental que no ve la totalidad de la verdad y se expresa en una forma muy fraccional.
El amor entero es amor para todos por igual, porque no juzga al bueno ni al malo, porque no espera una recompensa para amar y porque no quiere otra cosa que amar plenamente a Dios y es por esto que ve en todas las personas a Dios y las ama plenamente a todas por igual y se expresa con su amor entero y universal.

El amor fraccional actúa tan solo por la búsqueda del resultado de la acción y no hace más que cosas por conveniencia propia. Mas la mente es sabia y sabe ocultar muy bien este deseo a los ojos de uno mismo y en galardona los beneficios obtenidos del otro mientras degusta el resultado obtenido, esta es una forma muy fraccional de amar.
El amor entero actúa por el saber de que todos son uno y hace de uno el dolor ajeno, esto es actuar en forma desinteresada, tan solo poniéndose en el lugar del otro y haciendo desde el lado de uno lo que le parece que pueda querer el otro. El “que puedo hacer por esta persona” no depende de las capacidades de uno sino de ver la verdadera necesidad y actuando de tal forma.

Hete aquí la mas sublime enseñanza del Cristo venido a la tierra que dice, “ama a Dios por sobre todas las cosas y al Prójimo como a Ti mismo”. Por esto es que si tenemos un amor fraccionado, no hemos de poder amar a Dios por sobre todas las cosas y tampoco al prójimo como a uno mismo.

Has de saber que el amor fraccionado es ilusorio y no es realmente amor y el amor entero es lo único verdadero y es la fuerza que mueve al universo en si.

Dios es amor, porque él es el creador de todas las cosas y al haber creado todo nos ha dado todo los dones de la vida, cada átomo de energía que vemos y no vemos emanaron de El, y así y todo se oculta de nuestros ojos para que no le adoremos en forma banal y lo busquemos humildemente en nuestro interior que es ahí en donde lo podemos encontrar. Hete aquí la forma mas sublime y la enseñanza mas pura de amor entero.